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21 de octubre de 2016

Entre suturas

La política tiene su morbo y su aquel, porque crea extraños compañeros de cama. Algo que ha quedado patente de manera sorprendente, durante la celebración de un día tan patriótico, religioso, y de marcado carácter militar para algunos, como es el día de La Hispanidad. Los gestos de galantería, las muestras de afecto a pecho descubierto, y los corazones flechados de sus señorías, han restado su correspondiente protagonismo a la mismísima Brigada acorazada del Ejército de Tierra. A los rituales terrestres, castrenses, aéreos (se desconoce por qué motivos no participa alguna unidad mecanizada y simbólica de la Marina), se han sumado los rituales de amor, por parte de nuestras señorías, para la que puede ser considerada, la boda más deseada por todos los españoles, como es la formación de un nuevo gobierno.

Los invitados y asistentes, vestidos con trajes de pre investidura, pertrechados para la ocasión, han compartido lluvia, paraguas, y, muy posiblemente conversaciones rosas, de alto contenido emocional. Todo un ensayo, y un despliegue de amor en toda regla, con un único fin: la pronunciación del anhelado "sí, quiero", en la inminente ceremonia nupcial, que tendrá lugar en el Congreso, palabra por cierto, que últimamente provoca más de una urticaria en las filas socialistas. Los besos, los abrazos, y los apretones de mano, han sido capaces de enmudecer el sonido de las salvas, el ruido de los blindados, e incluso de los reactores de la Fuerza Aérea Española.
La abstención, sería la mayor prueba de amor, y el mejor regalo de bodas, que el Partido Popular (no así del Pueblo español), podría recibir por parte de los socialistas. El tiempo parece que apremia más a los representantes políticos, que a los ciudadanos, que temen de nuevo, la llegada de nuevos sacrificios.

El sonrojo de los socialistas de bien, contrasta con los sueños azules y eróticos del señor González. Esos que propugna desde hace años, como el acercamiento, y en su caso la coalición con la derecha absoluta del PP, la opción peor valorada por los españoles, durante el transcurso de las pasadas elecciones.
El expresidente de gobierno, ha regresado a España, procedente de tierras chilenas, y ha vuelto a hacer gala de su incuestionable don de la oportunidad, y se ha personado acompañado de su fiel editor radiofónico y de prensa, don Juan Luís Cebrián, en una universidad pública como la Autónoma de Madrid, en contraposición a los intereses privados que últimamente ha representado, para impartir una conferencia. Un inseparable tándem, y una evidente muestra de complicidad entre el poder político y el mediático. Si el señor González encarna el agua, el señor Cebrián el viento, la ola mediática, encargada de llevar los mensajes de la rosa azul de los mares, a las orillas más recónditas del planeta azul.

El señor González, ha sido de nuevo mal recibido por los estudiantes, como en su día lo fueron también el señor Aznar, o la señora Rosa Díez, y ha visto coartada lamentablemente su libertad de expresión, al igual de la que muchos ciudadanos padecen hoy en día por la Ley Mordaza, o cuando pretenden manifestar sus opiniones en los diarios y en las radios saturadas de cartas y de llamadas, cuando no por las líneas editoriales, y por la falta de espacio tan restringida, que los mismos ponen a disposición de los lectores y de los oyentes.

O como la que muchos socialistas, compañeros de su partido, desearían efectuar por medio de la celebración de una consulta que permitiese a los militantes y simpatizantes expresarse democráticamente por medio de un "sí", o de un "no", su apoyo o no a la investidura de Rajoy. Por no hablar de aquellos socialistas, que en su día mantuvieron su disciplina de voto, y decidieron acatar la decisión de su comité federal, de no apoyar al señor Rajoy en su investidura, y que aún hoy, antes de votar, se abstienen de emitir juicios de valor en público, por respeto a sus compañeros de partido. ¿No es este un buen ejemplo, tal vez para que el señor González tomase de una vez buen ejemplo, no cuestionase las decisiones internas, y fuese fiel a la disciplina de voto de su partido?

Es posible, que la misma indignación que hoy padece el señor González, la sufran los militantes y simpatizantes del Psoe, cuando se dieron cuenta, que la gestora encargada de dirigir temporalmente los designios del partido, no fue elegida por ellos, motivo por el cual, tienen hoy toda la razón de sentirse igual o más indignados que el señor González, al no sentirse expresados, escuchados, ni representados. En definitiva, es posible, que el señor González, haya sufrido injusta e igualmente un boicot como el que en su día provocó, quizás de una manera torpe e involuntaria, con su llamada a la SER, poniendo en entredicho la voz del comité federal de su partido. Pero de lo que nadie duda, es que el señor González, no es un buen ejemplo para la incontinencia verbal, ni para la abstención.

Resulta curioso, que los mismos que hicieron trizas el Psoe, son los que hoy hablan de "coser" la organización. Como si el partido socialista fuera un traje, o un trapo descosido, en lugar de un cuerpo orgánico. El complejo que muestran algunos barones a la hora de emplear ciertos términos como "sutura" o "abstención", no es un buen síntoma que refleje una verdadera libertad de expresión interna. La disciplina de voto o de partido no debiera de ir en contra de unos ideales tan altos como los que el partido propugna como son la igualdad, la libertad o la fraternidad.

No ha trascendido, si el señor González acudió en chandal, con la apariencia más propia de un Míster, a comentar las últimas y próximas jugadas de su equipo. A lanzar las consignas a las que nos tiene acostumbrados, o la alineación del encuentro que tendrá lugar este próximo domingo, en la calle Ferraz. Quizás más de un periodista deportivo, se haya quedado con las ganas de preguntarle al señor González por qué ha elegido a Podemos como enemigo y no como aliado, o por qué cree que en la derecha están sus más acérrimos defensores. O con qué valor moral (de abstenerse el Psoe, y de entregar el gobierno al PP), va a ejercer de oposición simultánea al PP y a Podemos, mientras se intenta reconstruir el partido. Una abstención muy similar a la que en su día imposibilitó una consulta popular para que los españoles eligiesen de una forma democrática si deseaban Monarquía o República, después de la abdicación del rey emérito.

Sería extraño pensar que el señor González no llevara a dicha conferencia, sus recetas y su nuevo botiquín de urgencia, con el cual paliar los efectos colaterales de su última y mala llamada. Que no nos hubiera hablado de las ventajas de una futura abstención. Si el señor González recapacita, y es honesto consigo mismo, cosa que nadie duda, llegará a la conclusión (en vista de lo anteriormente expuesto), que no tiene motivos consistentes para lamentarse en exceso. Al fin y al cabo, el sigue formando parte, de manera extra oficial, del nuevo equipo médico, elegido por la dirección del hospital. El mismo que abrió más la herida, y que aun anda intentando facilitar el gobierno a la derecha entre sutura y sutura.

José Luis Meléndez. Madrid, 20 de octubre del 2016
Fuentes de la imagen: Flickr.com

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