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3 de agosto de 2016

La familia de palmeras

¿Se imaginan una semana sin poder comer, beber, ni moverse...?

Pues lamentablemente, esta situación, es muy frecuente en nuestras casas, y en los jardines de nuestras urbanizaciones. La temporada de julio y de agosto, es la más dura para el reino animal y vegetal. Es época de crías, motivo por el cual, se ven todos los días a las madres de las aves estresadas, por el intenso piar y el aleteo continuo de sus alas. Por este motivo este blog, colabora de manera diaria, en suministrar comida y bebida a especies en extinción, como son las tórtolas y los gorriones. Ahora que todos se van de vacaciones, el calor es más intenso, y muchas de nuestras plantas, se morirán por falta de atención. Si el año pasado fue un año muy intenso en cuanto a atenciones con respecto al reino animal, este año lo está siendo con el reino vegetal.

En uno de los paseos de inspección, compruebo con gran satisfacción, la resolución de varias incidencias, pero al pasar por un jardín, me encuentro con esta imagen desoladora. Se trata de una familia de palmeras desenterradas, con las hojas verdes, y aún con vida. Lo más significativo, es que se encuentra a tres metros de la puerta de un portal, situado en el número 34 de la calle de San Pedro de Cardeña, por donde salen habitualmente los vecinos, y comprueban esta triste escena. Pareciera que prefieren contemplar este espectáculo, que ponerse manos a la obra. En el momento en el que me dispongo a hacer la primera foto, llega un vecino del bloque. Se trata de Miguel, un vecino de Manoteras, inquilino del bloque en cuestión.

¿Para qué queremos huertos urbanos, sino sabemos cuidar la naturaleza que más cerca tenemos?

Tras un intercambio de impresiones, decidimos coordinarnos, y quedamos por la tarde para quitar las hojas secas de las palmeras, cavar, y levantar y plantar esta familia de palmeras. A la labor se suma su pareja, Nuria. En aproximadamente una hora, terminamos la operación. Podríamos haber llamado al Ayuntamiento, pero como ciudadanos responsables, consideramos que tenemos unos derechos, pero también unas obligaciones, y unas costumbres que hemos perdido con el paso del tiempo, como es la colaboración entre vecinos, y con nuestro medio más cercano. La sociedad, afortunadamente, está avanzando en materia de derechos del animal, pero nadie se acuerda del reino vegetal. De unos seres que pasan tan inadvertidos, que parecen no tener vida. Seres a los cuales no hace falta sacar, los cuales nos propician una sensación relajante, y a la vez purifican nuestro aire. Plantas, árboles y arbustos, que piden menos que nadie, como es una mínima dosis de agua.

¿De quién es entonces la culpa? Muchos dicen que del Ayuntamiento, pero esto no es del todo cierto. Los ciudadanos tenemos unos derechos, pero también unas obligaciones. Es nuestra responsabilidad, mantener nuestras zonas verdes, en buen estado. El Ayuntamiento, debería concienciar al ciudadano, e incluso sancionar a los bloques que no cuidan de sus jardines, y torturan a las plantas. Habilitar unas franjas de riego, en función de la estación, y del nivel del agua embalsada. Solicitar autorización para las talas, e inspeccionar una vez acabadas las mismas. ¿Para qué queremos huertos urbanos sino sabemos cuidar la naturaleza que más cerca tenemos? ¿Tan hipócritas somos?

Jose Luis Meléndez. Madrid, 3 de agosto del 2016

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