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16 de marzo de 2015

Don limpio

El Partido Popular ha decidido volver al todopoderoso mundo de las palabras

Las décimas de temperatura que los termómetros sociales vienen observando y recogiendo en el cuerpo de la Judicatura, siguen sin bajar ni estabilizarse. La dimisión del Fiscal General de Estado Torres Dulce, del Ministro de Justicia Ruiz Gallardón, el imparable relevo de jueces en la instrucción de sus causas, y las recientes y escasas muestras de colaboración de la Agencia Tributaria con el juez Ruz, son claros síntomas de la enfermedad que adolece el sistema judicial de la legislatura Rajoyniana.

El departamento de I+D (ideas más deslumbrantes) del Partido popular, abrumado ante el creciente número de imputados que aun pululan a sus anchas por el territorio nacional, ha decidido una vez más, volver al mundo todopoderoso de las palabras mágicas, para intentar bajar la fiebre, y mejorar dicho sea de paso, sus intenciones de voto en las urnas. Ahora es cuando las palabras electorales adquieren su verdadero embrujo, y los partidos exhiben, al menos lo intentan, su denodado duende andaluz.

El Pepé, ante la falta de espíritu festivo, ha optado por frotar su lámpara mágica, y recurrir a su genio y adivino particular: quiero una casa limpia, desinfectada de imputados, y sin olor a caja B. “Tus tres deseos te han sido concedidos. Para ello solo tienes que llevar a cabo una simple acción: cambia el nombre de imputado por el de investigado. Una vez que pronuncies esta última palabra, verás cumplidos tus deseos”, ha respondido el genio limpiador. Dicho y hecho. El milagro se ha hecho realidad: ya no existe, ni existirá ningún imputado en España.

La colección de eufemismos de la crisis, ya tiene un nuevo miembro. La hipotética recesión no fue tal, tan solo unos mesecillos de crecimiento negativo. Los recortes se transformaron en reformas hechas con las mejores de las intenciones, y los 70.000 millones de euros del rescate económico de España, tan solo han quedado en eso, en una nimia intervención. Por esta razón La Troika, ante los logros obtenidos durante estos siete años de crisis, ha decidido limpiar su nombre e imagen, y bautizarse con las respetables siglas de Las Instituciones.
¿Ocurrirá lo mismo con los enfermos que una vez tratados en los hospitales, sigan su tratamiento, y pasarán a ser considerados con la etiqueta de pacientes, respetándose de igual forma su presunción de enfermedad?

La nueva Ley de Enjuiciamiento establece unos plazos y límites máximos de entre doce y dieciocho meses para procedimientos sencillos y de mayor trascendencia, respectivamente. Dichos plazos solo serán prorrogables si así lo decide el Fiscal, o representante del gobierno en la causa. Lejos de agilizar los procesos, algunas voces autorizadas en la materia, ya atisban en lontananza, el cierre de procedimientos en falso, ante la falta de tiempo, si estas medidas no van acompañadas por un apoyo material y humano. Con este nuevo procedimiento, señalan dichas fuentes, hubiera sido imposible llegar a la instrucción de macro causas como el caso Noos o la Gürtel, entre otros.

Se acabó la acción de imputar y/o de atribuir a uno alguna cosa. Solo falta que la RAE, desautorice y/o desaconseje el empleo del sustantivo, que tanto daño ha hecho a la sociedad y a la clase política. Doña caca, y Don limpio, personajes traídos al ruedo electoral por el portavoz popular Rafael Hernando, al fin se han reconciliado. El Pepé ya tiene reservado y casi limpio su traje de bodas, y pronto podrá celebrar su evento nupcial con los electores.

Pero en vista de la última, y más que sincera, invitación electoral de primeras nupcias, ante la ausencia de polígrafos, y la abundancia de mítines, será más que aconsejable seguir los consejos de los mayordomos, como es la de realizar la prueba del algodón a las mansiones y panfletos de los señoritos. Una prueba infalible que resume el gremio en un escueto eslogan: “el algodón no engaña”.

José Luis Meléndez. Madrid, 15 de Marzo del 2015
Fuente de la imagen: Flickiver.com

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